Esta es la
última publicación de “Política de Frente”. Es este artículo final la manera de
cerrar un ciclo político, intelectual y comunicacional que ayudó en lo personal
a transitar un proceso que, entiendo, debe ser perfeccionado aún más, y dotarlo
de más voces y visiones en común para que sea genuino: la unidad desde las
bases.
El miércoles
23 de abril de 2014 inicié este recorrido individual y en el cual intenté reflexionar
sobre distintas temáticas de la política local, contraponiéndola a mi práctica
militante en una organización peronista, comprendiendo la teoría y la práctica
como dos puntas de una misma lanza, sintetizadas ambas bajo la idea de “praxis”.
Una no es más importante que la otra, y en esto tenemos que ser claros entre
nosotros, y a su vez, esa debe ser la línea que se baje en las organizaciones
políticas: a veces el pragmatismo devenido en oportunismo puede llevar a la
confusión y creer que la teoría es descartable, desechable y execrable,
perdiendo el rumbo del colectivo y cayendo en un sinfín de paradojas. Nada más
lejos de eso: no hay una buena práctica sino hay una buena teoría. La constante
puesta en tensión del paradigma acción-reflexión es crucial para todo
militante.
En aquel
entonces, en el primer artículo titulado “¿Por
qué una Política de Frente?”, se introducía a la dinámica del blog:
“La pregunta inicial -y que da sentido a
esta publicación- es intentar dilucidar ¿"por qué una "Política de Frente"?; por un lado, las comillas en la enunciación
demuestra que hacemos referencia al nombre de la página, lo cual es verdad. El
hecho de titular el blog de esta manera -y no de otra- es para retomar una
línea de discusión y argumentación política que se centra en el eje de debates
contemporáneos que deben revisar la historia profunda para descubrir aristas
secretas, contextualizando las problemáticas nacionales y encontrar las
respuestas -y soluciones concretas- en su propio nudo gordiano que
encierra lo popular, democrático y federal, como un juego endemoniado. Las
posibilidades de avance o retroceso como Patria y Movimiento están
contenidas en las manos del pueblo argentino. Ya se demostró el 17 de
octubre de 1945, durante la resistencia peronista, la lucha contra las
dictaduras, el Cordobazo, las movilizaciones obrero-estudiantiles de
principios de los 70, durante el retorno de Perón tras 18 años de exilio y
proscripción del Movimiento Nacional Justicialista, la vuelta del camino
institucional, la resistencia al menemato, el estallido social del 2001, los
piquetes, en definitiva, la acumulación histórica de un pueblo que es parte de
la consagración de las conquistas sociales y la ampliación de derechos que ha
ido construyendo desde las bases hacia el Estado.
Por otro lado, el hecho de pensar la realidad nacional y sus vicisitudes a través de la constitución de un frente político será parte central de varios análisis de este espacio cibernético de reflexión y pensamiento. En la medida que cada uno de nosotros sea capaz de comprender la importancia que ha tenido y aún sigue teniendo el armado político de frentes con distintas vertientes que pongan a lo nacional y popular por delante, habilitando la discusión y el debate fraterno entre compañeros, propiciando la democracia interna en las organizaciones militantes, sindicales y universitarias, estaremos cada vez más cerca de dar un salto de calidad como actores políticos colectivos y podremos convertirnos, luego de mucho esfuerzo y apelando a la constante construcción de subjetividades, en una alternativa política que de respuestas a las demandas de los barrios de nuestra ciudad.”
Por otro lado, el hecho de pensar la realidad nacional y sus vicisitudes a través de la constitución de un frente político será parte central de varios análisis de este espacio cibernético de reflexión y pensamiento. En la medida que cada uno de nosotros sea capaz de comprender la importancia que ha tenido y aún sigue teniendo el armado político de frentes con distintas vertientes que pongan a lo nacional y popular por delante, habilitando la discusión y el debate fraterno entre compañeros, propiciando la democracia interna en las organizaciones militantes, sindicales y universitarias, estaremos cada vez más cerca de dar un salto de calidad como actores políticos colectivos y podremos convertirnos, luego de mucho esfuerzo y apelando a la constante construcción de subjetividades, en una alternativa política que de respuestas a las demandas de los barrios de nuestra ciudad.”
Esas fueron las intenciones de este
humilde blog, y esas fueron también las motivaciones –y las siguen siendo- de
quien esto escribe. Es momento de abandonar aquí la continuidad de este espacio
y continuar trabajando desde otros lugares por la unidad del movimiento
nacional desde las bases. Dejar de lado las chicanas entre compañeros y darle
lugar al encuentro y el debate de ideas. Los que impulsamos la unidad desde
abajo la tenemos complicada en este momento, pero no importa, hay que ser como
el agua, que baja lenta, segura y tranquila desde la cascada, pero no detiene
ni desvía su curso. Debemos continuar ejercitando la crítica en cada lugar y
pensar tácticas y estrategias diversas, poniendo la unidad por delante, a los
barrios y construir un ideario de comunidad y Estado que nos devuelva la
Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política en nuestra
ciudad.
Aquellos que nos hablaron durante tantos años sobre la real politik y el “jugar en las grandes ligas” pensaron que nos mandaban a nuestras casas a relamernos las heridas, a perdernos en lo individual. Vaya a saber cuánto se ha mentido, cuantas palabras mal utilizadas se despilfarraron en la soberbia. Pero aquí estamos, haciendo política de nuevo, en nuevos escenarios, bajo nuevas formas, reencontrándonos con nosotros mismos, desde el inicio, desde dónde empezamos. Después de todo, dudo que esta sea una despedida, sino un nuevo punto de partida. Un impulso en el medio de la tormenta que invita a reinventar aquellas utopías colectivas que creemos más nobles en el centro mismo de la escena plástica cotidiana del marketing electoralista.